Me llaman loca,
no sé porqué.

Hablo con las paredes,
con los animales
y a veces con las puertas.

Insulto a los coches feos,
a las viejas con perros
y a los espejos nuevos.

Los espejos nuevos me insultan a mi,
yo solo le respondo,
los viejos nunca me contestan;
están llenos de polvo.

Me llaman loca,
no sé porqué,
¿ y yo que haré?
Aproximadamente cada semana,publicaré la continuación de este cuento que voy a empezar.La idea me parece interesante.

                        Noche gris 
 El ocaso se aproximaba sigiloso,cubriendo todo el cielo con su espesura.Helena corría a esconderse del frío de la noche,debajo de un balcón próximo al parque.Cogió de un tendal una sudadera y una manta y se vistió con las prendas para protegerse del frío.Apoyó la cabeza contra el muro de la casa y a la media hora se quedó dormida.


La mañana se levantó,despertando el canto de los pájaros.Helena se despertó cuando los rayos de sol le deslumbraron.Se levantó y empezó a caminar rodeando el parque y viendo como los mercantes montaban sus puestos preparados para la venta del día.


Siguió dando vueltas hasta que aquello estuvo lleno de gente.Entonces fue cuando,disimuladamente,se acercó a un tenderete,y metió en el bolsillo una bollo de pan y unas uvas.Salió de allí y cuando se alejó lo suficientemente,cogió el pan y empezó a desayunar.

                                                                      Continuará...
Suspiros congelados,
miradas frías,
pensamientos aislados.

En la nieve de la montaña,
nace una flor blanca;
blanca como un copo de nieve,
blanca como una nueva esperanza.

En la nieve de la montaña,
nace una hierba verde,
verde como el mar agitado,
verde como un pensamiento aislado.

En la nieve de la montaña,
los suspiros congelados cesan,
las miradas frías se desvanecen,
los pensamientos aislados desaparecen.